En Cambio No

Tsunade miró la tumba recién cerrada mientras las lágrimas se deslizaba por sus mejillas quemándole a su paso. Cuanto más podría resistir antes de derrumbarse era un misterio. Un audible quejido se escapó de sus labios mientras llevaba sus manos a su rostro y comenzaba a híper ventilar.

-tranquila, respira, sólo respira -le dijo Jiraiya en voz baja mientras la estrechaba contra su pecho. Viendo que no podría mantenerse en pie por mucho tiempo la guió al suelo delicadamente dejándolos a ambos de rodillas.

-Oh Dan! ¿Por qué? -se lamentó ella cerrando los ojos con fuerza. El contacto de una mano fría con su hombro la hizo levantar la mirada. Orochimaru la miró a los ojos un segundo, acarició su mejilla rápidamente y se alejó de ellos sin decir nada.

Tsunade abrió la boca y aspiró una bocanada de aire y luego otra sin dejar de temblar, concentrando todo su ser en cada latido de su corazón, aferrándose al movimiento de la sangre por sus venas en un intento de mantener la cordura. Pero no tenía sentido aferrarse a una realidad en la que él no estaba, en que nunca volvería a ver sus ojos azules, en que su voz sería un recuerdo.

Era simplemente irreal, era como si flotara en un sueño, en un mal sueño, una terrible pesadilla de la que no podía despertar. Era el funeral de alguien más, un desconocido extraño, Dan aún no regresaba de su misión, ella simplemente debía esperar su regreso, simplemente esperar, aunque le tomara toda la vida volver.

Pero ya no había esperanzas, ya no había tiempo para explicaciones, era demasiado tarde para que Tsunade se preguntara si el amor que le había dado a Dan era lo suficiente como para que él entendiera lo mucho que significaba para ella. Sólo quería escuchar su voz, saber que la escuchaba y que se tenían el uno al otro.

Pero ella no podía hablar, estaba más allá de sus fuerzas pronunciar palabra, y mucho menos podría expresar todo lo que hubiera querido decirle al amor de su vida y que él nunca escucharía. Otro lastimero sollozo fue todo lo que salió de su garganta, demostrando todo el dolor que le causaba la muerte del muchacho.

Pero cualquier declaración de amor o cariño, sin tenerlo a su lado no significaban nada, eran un sentimiento echado al viento, el bonito recuerdo de un romance. Sin Dan a su lado no tenía sentido decirlas.

Hincada frente a su tumba, meciéndose en brazos de Jiraiya, sólo podía recordar cada día a su lado, cada beso, cada caricia, cada memoria preciosa entre ellos, y el deseo de volver a hablar con él.

Pero todo eso había terminado junto con la vida de Dan, la muerte abrupta del ojiazul había cortado con la felicidad de la rubia. Nunca le diría todo lo feliz que había sido a su lado ni lo mucho que él había sido para ella. Todo lo que los unía, todas las coincidencias en gustos, carácter, historia y demás ahora sobraba.

-Respira -repitió el Peliblanco acariciando el cabello de su compañera y ella obedeció por la incapacidad de hacer otra cosa…

Ya era muy tarde…

Hoy es tarde… hoy en cambio… no.